lunes, 2 de mayo de 2011

¿De qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital, así como a la evaluación de dichas actividades y de las políticas institucionales y educativas que las sustentan?

En el paradigma sociocultural, el aprendizaje no se obtiene de forma individual sino que de forma social y el docente diseña estrategias interactivas que promueven la zona de desarrollo próximo, que Fernández-Cárdenas (2009a) define como la distancia que hay entre el nivel de desarrollo de un niño y el de un adulto.
El uso de dispositivos tecnológicos en el aula, es una forma de cambiar el paradigma de que el profesor siempre está al frente impartiendo la clase y que es el poseedor de todo el conocimiento, por la idea de que los alumnos son responsables de su propio conocimiento y son un participante activo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, convirtiéndose el profesor en un guía y facilitador, solamente. La mejor atribución que el modelo educativo centrado en la persona pudo tener, fue el poner al alumno como el principal participante, ya que él es el protagonista de su propio aprendizaje, convirtiéndose así en un ente activo (Heredia Escorza y Romero Murguía, 2007), como ya se había mencionado anteriormente.
Es importante señalar, que el uso de computadoras en el salón de clases, no determina la calidad del aprendizaje obtenida por los alumnos; sino que la calidad del entendimiento está determinada por un sistema contextual que es inseparable de la cultura (Fernández-Cárdenas, 2009a), siendo las computadoras una herramienta para que los alumnos se hagan autodidactas en su aprender. La incorporación de las TIC abarca desde el equipamiento tecnológico y el uso que se le da, hasta el grado en que la escuela asume el valor de las TIC como una herramienta útil para obtener información, para establecer comunicación con el mundo exterior y propiciar la mejora de la práctica educativa (Muñoz Sheridan, 2008).
El desarrollo de las TIC, han llevado a la educación a desarrollar nuevas formas de aprendizaje, una de ellas es el llamado Blended Learning el cual “mezcla varios eventos basados en actividades educativas, incluyendo asistencia presencial en el salón de clase, aprendizaje a distancia en vivo (sincrónico) y aprendizaje autónomo, entre otros” (Mortera Gutiérrez 2007, p. 130; citando a Valiathan, 2002). En este tipo de aprendizaje es importante mencionar la existencia de tres componentes principales a tener en consideración cuando se planea o desarrolla un curso con aprendizaje combinado, los cuales son: contenido, comunicación y construcción (Mortera Gutiérrez, 2007).
Por otra parte, la empresa conjunta es el resultado de un proceso colectivo de negociación que refleja el compromiso mutuo entre sus integrantes. Una comunidad de práctica no es un simple conjunto de personas; porque el trabajar en el mismo lugar, el tener las mismas amistades o la proximidad geográfica no la refleja, porque aquí todos los integrantes de la comunidad deben estar inmiscuidos, comprometidos y bien organizados en lo que respecta a su labor; pero esto no quiere decir que todos los integrantes de esa comunidad deban de ser iguales, cada uno adquiere una identidad que se va transformando conforme se van integrando (Wenger, 2001).
Mientras tanto, el compromiso mutuo se basa en lo que hacemos y en lo que sabemos, pero también en aceptar lo que no sabemos; porque el pertenecer a una comunidad de práctica donde las personas se ayudan mutuamente, es más enriquecedor que el aparentar saberlo todo. En estas comunidades el conflicto o el desacuerdo, pueden llegar a constituir la característica fundamental de una práctica compartida, porque son formas de participar. En el análisis que se hizo de la herramienta Facebook, se expresó que no es una simple red social, sino que con el uso educativo se puede convertir en una comunidad de práctica, donde todos sus integrantes tendrían un mismo compromiso mutuo.
Otro concepto importante de mencionar son los instrumentos, los cuales son entendidos como mediadores de la actividad humana y el uso de ellos se asocia al trabajo; se determina que el lenguaje es el principal instrumento que ha existido y el cual es la base de la cultura (Lacasa, 2002). Pero no sólo nos basemos en los instrumentos materiales, sino que también existen los de carácter psicológico, como es el signo, el cual es considerado como un instrumento mediador, que no se puede identificar como un instrumento material sino que actúa como instrumento de la actividad psicológica, que ayuda a los humanos a controlar su propia conducta.
En la estructura básica de la actividad humana, la unidad natural de análisis para estudiar la conducta son los sistemas de actividad que se definen como los sistemas relacionados entre individuos históricamente condicionados y sus entornos más próximos organizados culturalmente; donde la cultura proporciona estrategias cognitivas que contribuyen a organizar, interpretar y representar al mundo físico y social (Lacasa, 2002).
El conocimiento que puede obtener el alumno, se clasifica en dos tipos: el conocimiento explícito, el saber qué y el conocimiento tácito, el saber cómo. López Falconi (2010) citando a Smith (2001), describe al conocimiento explícito como el conocimiento académico que es manifestado en el lenguaje formal, en medios impresos o electrónicos y al conocimiento tácito, como el conocimiento práctico, adquirido por la experiencia personal.
Por otra parte, en la participación guiada el desarrollo individual depende de interacciones con otras personas donde los valores sociales, los instrumentos intelectuales y las instituciones culturales actúan como artefactos culturales mediadores (Daniels 2003, citando a Rogoff y a otros); es decir, el desarrollo personal de cada individuo se ve influenciado por todas las personas que están a su alrededor. Es aquí donde se puede mencionar a la radio educativa, la cual se define como una técnica que promueve la atención activa de los oyentes mediante los programas educativos de radio, fomentando un rol activo en el aprendizaje de los estudiantes (Burgos Aguilar 2007, citando a Norman, 1999) y al Radio-Chat que es una aplicación que permite la transmisión de voz sobre medios de Internet;  posibilita dialogar a través de mensajes escritos y dar respuesta a un grupo de alumnos a través de un micrófono conectado a la computadora, teniendo así una interacción sincrónica entre los participantes (Burgos Aguilar, 2007).
Por último, se tiene al aprendizaje móvil el cual se define como el uso de tecnología móvil e inalámbrica aplicada a fines educativos con el objetivo de brindar soporte al proceso de enseñanza-aprendizaje y  a las necesidades de movilidad que en estos días se demanda. El aprendizaje móvil puede ser ampliamente aprovechado por personas que requieren flexibilidad laboral y de estudio para aprovechar el tiempo que tiene disponible dadas sus diversas ocupaciones (Burgos Aguilar, 2010). Siendo los objetos de aprendizaje, “entidad informativa digital desarrollada para la generación de conocimiento, habilidades y actitudes, que tiene sentido en función de las necesidades del sujeto y que corresponden con una relación concreta” (Ramírez Montoya, 2007, p. 356), unos de los principales recursos que se utilizan en este tipo de aprendizaje.
En conclusión, puedo señalar que la educación se ve influenciada por el paradigma sociocultural, ya que como se ha mencionado el conocimiento que se adquiere en el proceso de enseñanza-aprendizaje no se obtiene individualmente sino que interviene la sociedad en su conjunto, siendo ésta de forma presencial, virtual o con sonidos transmitidos a través de una computadora. Cabe destacar, que aquí el alumno es el principal responsable del conocimiento que adquiera y no el maestro, como antes se creía, ahora se ha convertido solo en un guía.

Referencias:
Burgos Aguilar, J. V. (2007). El reto de la radio interactiva y la tutoría virtual. En A. Lozano Rodríguez, & B. A. Vladimir, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 241-276). México: Limusa
Burgos Aguilar, J. V. (2010). Aprendizaje Móvil: El potencial educativo en la palma de la mano. En A. Lozano Rodríguez, & B. A. Vladimir, Tecnología Educativa y redes de aprendizaje de colaboración (págs. 171-204). México: Trillas
Daniels, H. (2003). Vygotsky y la Pedagogía. Barcelona: Paidós
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009a). Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco, Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Heredia Escorza, Y., & Romero Murguía, M. E. (2007). Un nuevo modelo educativo centrado en la persona: compromisos y realidades. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 53-75). México: Limusa.
Lacasa, P. (2002). Cultura y Desarrollo. En P. Herranz Ibarra, & P. Sierra García, Cultura y Desarrollo (págs. 17-50). Madrid: UNED
López Falconi, J. E. (2010). Comunidades de prácticas de valor para el aprendizaje organizacional. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Trillas.
Mortera Gutiérrez, F. J. (2007). El aprendizaje híbrido o combinado (Blended Learning): Acompañamiento tecnológico en las aulas del siglo XXI. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 125-156). México: Limusa.  
Muñoz Sheridan, A. (2008). Factores implicados en la conformación de redes escolares con el soporte de un portal educativo: Un enfoque de comunidades de práctica docente. En J. M. Fernández-Cárdenas, & C. Carrión-Carranza, Escenarios virtuales y comunidades de práctica. La participación docente en la Red de Escuelas Asociadas a la UNESCO (págs. 95-115). Monterrey: Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO.
Ramírez Montoya, M. S. (2007). Administración de objetos de aprendizaje en educación a distancia: experiencia de colaboración interinstitucional. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 351-373). México: Limusa
Wenger, E. (2001). Comunidades de Práctica: Aprendizaje, Significado e Identidad. Barcelona: Paidós.

1 comentario:

  1. Compañera,
    Me parece interesante que menciones los ejemplos de la aplicación de las TICs desde una perspectiva constructivista, que es lo que aprendimos durante todo el semestre. Pienso que nuestro trabajo en equipo nos llevo a construir nuevos aprendizajes basados en lo que ya sabiamos de la tecnología y la pedagogía; juntos fuimos construyendo nuevos conocimientos con las actividades mediadas por estas tecnologías de punta.

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